martes, 5 de agosto de 2008

Erotismo y placer femenino

La capacidad de goce sexual es parte de la salud mental. Casi toda la actividad sexual va dirigida al alcance de un goce compartido, y no a la reproducción.
Andrés Flores Colombino, Asociación Mundial de Sexología

El placer forma parte de los derechos sexuales y se considera fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual. La mujer fue históricamente postergada en el aspecto del goce y el erotismo y es mucho el terreno que le queda por ganar, aunque ha habido avances significativos en los últimos años. El siglo XX fue el de las mayores conquistas. Sexólogos y grupos feministas demostraron que la anatomía femenina era mucho más compleja de lo que se pensaba y precisaron las zonas de mayor estimulación en el cuerpo de la mujer. Pero quizás, el hecho más significativo ocurrió en los años 60, durante la llamada revolución sexual: la creación de anticonceptivos artificiales. Esto permitió que vida sexual y reproducción dejaran de ser sinónimos. Muchas mujeres, al estar a salvo de embarazos no deseados, pudieron acercarse más al placer.
Entendiendo el placer
En los años 50, el ginecólogo Ernest Gräfenberg reveló la existencia del punto G, aunque años más tarde -con ayuda de la investigación de grupos feministas- se descubrió que el clítoris es el órgano sexual con mayor capacidad de estimulación en la mujer. También se estableció que no hay dos orgasmos, sino uno solo, de estimulación clitorídea y reacción vaginal, y que la mujer es potencialmente multiorgásmica. Además, se reconoció que el erotismo es diferente en cada mujer y que el cerebro es el principal órgano del placer, ya que se encarga de procesar los estímulos que provienen tanto del cuerpo como de la mente. El autoerotismo, o la masturbación, reconocido como derecho sexual, se convirtió en la recomendación fundamental de los sexólogos para entender el goce propio, junto a la imaginación y las fantasías. Muchas de las tendencias en la respuesta sexual femenina se conocieron gracias al trabajo de William H. Master y Virginia Jonson, que revolucionaron el campo de la sexología en los años 70.

Tendencias en el goce
El órgano más importante es el cerebro. De ahí es de dónde deriva toda situación placentera. De ahí es de donde deriva también toda la posibilidad de control y de tener una relación afectuosa y satisfactoria.
Esther Corona Vargas, OMS

Se pudieron establecer algunas tenencias generales en la respuesta sexual femenina, aunque no son necesariamente universales. Los especialistas indican que la respuesta sexual en las mujeres está particularmente asociada a recuerdos, a fantasías y sensaciones ligadas a su parte emocional, y a lo táctil, mientras que en los hombres está más ligada a imágenes visuales. En relación a las zonas especialmente sensibles, muchos rescatan a los pezones, el clítoris, los labios y los costados del cuerpo, aunque las zonas erógenas varían de mujer a mujer. Expertos sostienen también que la mujer tiene a responder a una estimulación continua. Se determinó que el tiempo de excitación de la mujer es más largo que el del hombre y que necesita de una fase de deseo inicial, en base a fantasías y la corporalidad del otro, más prolongada. También se precisó que la mujer es sexualmente activa durante toda su vida. Muchas mujeres mayores mantienen su capacidad coital natural por tiempo indefinido, siempre que el coito se practique con regularidad. Estas son las principales tendencias señaladas por un grupo de especialistas consultados por BBC Mundo, cuyas opiniones están vertidas en este artículo.

El orgasmo
Para muchas mujeres es el momento de mayor placer que han experimentado, para otras es un estado de límites difusos y no están seguras de haberlo vivido. Lo cierto es que, más allá de los distintos matices del goce de cada mujer, el orgasmo femenino existe e involucra un gran universo de reacciones psicológicas y fisiológicas.

Algunas mujeres lo viven con una sensación de bienestar, a veces se dice de elevación e incluso de una mínima pérdida de conciencia, con una sensación como de irse de este mundo
Esther Corona Vargas, OMS

Los especialistas consultados por BBC Mundo coincidieron en describirlo como la culminación del proceso de excitación sexual. Se asocia con una sensación de estremecimiento, de extremo goce y hasta de pérdida de la razón, aunque el grado y el tipo de placer varía en relación a cada mujer y a las circunstancias que atraviesa. El deseo, las fantasías y el modo en que cada mujer registra el estímulo sexual, son los grandes motores del orgasmo.

Mitos y dudas
¿Orgasmo clitoriano o vaginal? Entre los mitos se puede mencionar a la creencia de la existencia de dos tipos de orgamos, uno clitoriano y otro vaginal. La sexología rechaza este punto de vista y se inclina por argumentar que el orgasmo es uno solo. “El estímulo es clitorídeo, tanto por el coito o estímulos externos que no son penetrativos, y la respuesta es vaginal. La fisiología nos dice que hay un estímulo clitorídeo y una respuesta vaginal y, por lo tanto, hay un solo tipo de orgasmo”, precisó León Gindín, secretario de la Secretario de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana.
Anorgasmia
El estímulo es clitorídeo, tanto por el coito o estímulos externos que no son penetrativos, y la respuesta es vaginal. La fisiología nos dice que hay un estímulo clitorídeo y una respuesta vaginal y, por lo tanto, hay un solo tipo de orgasmo
León Roberto Gindín, Secretario de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana

Gindín también explicó que es habitual que en algunos momentos de la vida, por distintos factores, como preocupaciones, algunas mujeres no experimenten orgasmos, ante lo cual no se debe reaccionar con mucha alarma. Pero recomendó que, si esto pasa siempre, se puede desencadenar una reacción de “renuncia” y transformarse en “un caso de deseo sexual inhibido”. En estos casos, Gindín recomiendó consultar a un especialista. Esther Corona Vargas, por su parte, destacó que algunas mujeres pueden tener orgasmos sin saber que pueden ponerle ese nombre. Indicó que quizás sienten una sensación placentera, pero simplemente no lo han clasificado como “un orgasmo”. Eyaculación femenina Muchos sexólogos sostienen que existe una eyaculación femenina, durante el orgasmo, aunque no hay una adhesión en forma generalizada.

“Hay teorías que lo sostienen e investigaciones recientes han demostrado que en el orgasmo la mujer emite un líquido semejante al seminal, aunque no se trata de semen”, señaló al respecto Andrés Flores Colombino, presidente de la Federación Latinoamericana de Sexología (FLASSES). Penetración versus caricias Otra pregunta que se hacen algunas mujeres es si el placer de la penetración es más satisfactorio al que se puede lograr con caricias. Al respecto, Gindín señaló que, en grandes estadísticas, la mitad de las mujeres dice que el orgasmo por penetración es más placentero que por caricias y la otra mitad se inclina por las caricias. “Saquen ustedes sus propias conclusiones”, finalizó el especialista.

Autoerotismo
El autoerotismo o la masturbación es, según la opinión de los especialistas consultados en la elaboración de este especial, muy importante desde el punto de vista de la salud sexual.

Claves del autoerotismo
• Es fuente de placer y clave para el aprendizaje erótico
• Sirve para mejorar la vida sexual
• Está presente a lo largo de toda la vida
• Puede incrementar el rendimiento
• No provoca adicción, ni daños físicos
• Muchas mujeres lo viven con culpa
• Aumentó su práctica en los últimos años
• Se recomienda para detectar los estímulos placenteros de cada persona

Su importancia viene dada porque sirve como fuente de goce y como trabajo de exploración para reconocer los estímulos más placenteros en cada persona. Ese conocimiento puede además, si se comparte con la pareja, enriquecer las experiencias sexuales compartidas. Algunos sexólogos apuntaron a una tendencia en la mujer de vivir con culpa la masturbación, aunque también se destacó que su práctica comenzó a aumentar marcadamente en los últimos años del siglo XX. Para toda la vida Esther Corona Vargas, secretaria para las Américas de la Asociación Mundial de Sexología (AMS), indicó que el autoerotismo está presente a lo largo de toda la vida. “En algunas etapas es una forma de exploración, de conocimiento. Después se asocia a la respuesta sexual y se convierte en una fuente de placer, de satisfacción y da la posibilidad de un conocimiento que puede ser trasladado –o no- a la relación de pareja”, precisó. Corona Vargas remarcó, además, que la masturbación no provoca “ninguna consecuencia física o moral” y que hay que desterrar el mito de que una persona se puede volver “adicta” a este tipo de prácticas.
Desde el punto de vista de la salud sexual, (la masturbación) no solo no es negativa ni patológica, sino que es una fuente de autoconocimiento y de descubrimiento de posibilidades eróticas que enriquecen la vida sexual
Andrés Flores Colombino, Asociación Mundial de Sexología

Señaló, sin embargo, que en algunas personas a raíz de “sus creencias personales pueden presentarse emociones negativas”. En el mismo sentido, Ada Alfonso Rodríguez, directora de Proyectos e Investigaciones del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), de Cuba, señaló, en referencia a las características de la sexualidad de la mujer que hay una tendencia a que se sienta “culpable” por la práctica de la masturbación. El auge de la masturbación Andrés Flores Colombino, directivo de la Asociación Mundial de Sexología y presidente de la Federación Latinoamericana de Sexología (FLASSES), sostuvo que “históricamente, la masturbación tuvo un lugar menor en la sexualidad femenina”. Agregó, sin embargo, que “las estadísticas han demostrado que (el autoerotismo) ha aumentado a niveles impensables a mediados o comienzos del siglo XX”. También remarcó que entre muchas mujeres la masturbación “no es una simple aspiración sino un derecho reclamado” y que, además, “no dudan en instruir a sus parejas masculinas, hecho también impensable en otra épocas del siglo pasado”.
Punto G
El punto G es descrito por los especialistas como una de las zonas de alta sensibilidad en la mujer.
Claves del punto G
• No todas las mujeres lo tienen.
• Más que un punto es una zona.
• Es rugoso y más rígido que el resto de la vagina.
• Los especialistas le atribuyen más poder estimulativo al clítoris

Según León Roberto Gindín, secretario de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, se trata de una pequeña glándula que rodea la uretra femenina, equivalente a la próstata masculina, que es un órgano estimulable. Algo que puede ayudar a la identificación es tener en cuenta que más que un punto, es una zona, y que, a diferencia de la textura suave de la vagina, el sector de punto G es más áspero y de una rugosidad comparable a la cáscara de una nuez, aunque flexible. El momento oportuno Andrés Flores Colombino, presidente de la Federación Latinoamericana de Sexología (FLASSES), aclaró que “se lo reconoce sólo cuando la mujer está excitada”. Con la estimulación sexual, el punto G llega a tener un diámetro mayor a un centímetro, pero cuando no hay excitación su tamaño es similar al de una arbeja. Muchas mujeres dicen que la sensibilidad en la zona varía en distintos momentos del mes y que lo que más se disfruta es una especie de caricia o masaje. En algunos casos, la identificación del estímulo placentero se logra luego de registrar la zona y probar estímulos en varias ocasiones. La posibilidad de que se roce el punto G durante el coito está relacionada con su tamaño y ubicación. Algunas mujeres sostienen que en una posición en que la pelvis esté elevada, es más probable alcanzar la zona. Pero el resultado del estímulo del punto G es, como en todo el mundo del erotismo, relativo a la sensibilidad de cada mujer.

El reino del clítoris
El terreno mítico del goce al el punto G que logró acceder durante muchos años, parece haber sido arrebatado por el clítoris, que según Gindín es la zona de mayor estimulación sexual. “Es muy difícil conseguir un orgasmo por este punto. Además, el pene no tiene forma de gancho y es muy improbable que pueda ser estimulado en el momento del coito. Es más fácil el clítoris que el punto G”, sostuvo Gindín. El punto G debe su nombre al ginecólogo Ernest Gräfenberg, que reveló su existencia en trabajos de investigación, durante los años 50.

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