sábado, 26 de julio de 2008

Roberto Bolaño, aquel heraldo de humor negro


Mauricio Weibel (Dpa) / S. de Chile \Actualizado 13.07.2008 - 05:00
Las obras cumbres de Bolaño atestiguan esa búsqueda de la verdad.
Se cumplen cinco años de la muerte del autor de '2666', referente de una literatura latinoamericana procaz.

A cinco años de su muerte, el escritor chileno Roberto Bolaño sigue corroyendo y navegando por los abismos de la literatura latinoamericana, que tienen en él y su ojo infrarrealista a su último espejo universal. Heredero de Jorge Luis Borges, fue un heraldo de humor negro, un tributario azul de la locura y voracidad de una sociedad atiborrada de traficantes, mirabilia y sincretismo, que como sus obras deambula al borde de sí misma, por desiertos mexicanos, callejuelas chilenas y esquinas prostibularias de España. "Bolaño es la culminación de un movimiento de vanguardia, que tuvo sus antecedentes en Juan Emar y Vicente Huidobro", dijo el premio Cervantes Jorge Edwards, quien opinó que su compatriota, fallecido el 14 de julio de 2003, tenía "la idea de llevar la literatura lo más lejos posible". Sus obras cumbres, 2666 y Los detectives salvajes, atestiguan esa búsqueda "por las peleas de verdad" como diría en la novela total que dedicó al escritor imaginario Benno von Archimboldi, un ex soldado nazi de altura y fealdad imposibles. Pero también es hoy un águila bicéfala, sobre cuyas alas pende la amenaza de los ejércitos de obsecuentes, de los seguidores incapaces de iterar la lucha quijotesca de Bolaño por reinventar la novela. "Está demasiado socorrido", alertó el poeta y premio Cervantes Gonzalo Rojas, quien cree que en esa vorágine son olvidadas las plumas fundacionales de América, como el nicaraguense Rubén Darío, "que nos dio la libertad del lenguaje". Sin embargo, nadie niega que Bolaño fue siempre aire y alegoría, un cruce insondable entre las bibliotecas de la identidad de América Latina y sus vivencias, siempre literarias, como vendimiador, vigilante nocturno y motociclista por los caminos bifurcados de sus orígenes y España. "Mezclaba con gran soltura lo fantástico y lo irreal, como lo hizo en Nocturno de Chile", una novela breve, admitió Edwards. Pero también todo es realidad y crítica social. Todo es muerte de Dios. Los detectives salvajes, de hecho, abre su mundo al lector con una cita blakiana: ¿Quiere usted la salvación de México?, ¿quiere que Cristo sea nuestro rey? No.Sin pontificarlo, y atacando al mundo instituido por Octavio Paz, Bolaño postuló siempre que la literatura contuviera mundos autorreferentes, que sólo eran posibles si eran estructurados desde la identidad, que es la pregunta del modernismo latinoamericano. Por ello, la persecución de Cesárea Tinajero, la existencia de Lalo Cura, el desconocido orinador de las iglesias de Santa Teresa, la puta inmigrante y asesina en Madrid, la cárcel como una boca. Hoy sólo queda su silencio, fraguado en su infancia pueblerina en Chile, su adolescencia mexicana, su frustrado viaje a defender la revolución de Salvador Allende. Sus horas borgeanas en la biblioteca pública del Distrito Federal. La inmortalidad no existe, Shakespeare será olvidado, bramó alguna vez, inconsciente de su propio destino que lo llevó a ser el espejo y carretera distante de una generación literaria, para quien la marginalidad del infrarrealismo no fue un obstáculo de adhesión. Es imposible saber si Roberto Bolaño intuyó su influencia, como confesó su amigo Jorge Volpi. Sólo conocemos que avizoró su muerte comatosa y hepática en Barcelona, en las horas finales de la novela 2666, cuando los premios Rómulo Gallegos y Herralde ya no podían ser un alivio. Cuando los heraldos negros ya cargaban su cuerpo por las catacumbas abismales de Roberto Matta, Macedonio Fernández y el gaucho Borges.

El mundo literario recuerda a Roberto Bolaño
Diarios hispanoamericanos recuerdan al escritor chileno, que sigue generando debate por su obra. Mientras, la adaptación al cine de “Los detectives salvajes” sigue su curso.

Lunes 14 de Julio de 2008 13:06 El Mercurio Online y agencias
SANTIAGO.- Mientras lograba reconocimiento internacional, Roberto Bolaño fallecía un 14 de julio de 2003 esperando un transplante de hígado en un hospital de Barcelona. El transplante no llegó, pero el escritor chileno alcanzó a terminar su ambiciosa novela “2666”, que obligó a los críticos y escritores a releer el conjunto de su trabajo, reducido por largos años al deleite casi exclusivo de sus amigos.No por nada Jorge Herralde, editor de Anagrama, reconoció en el diario argentino Página/12 que los dos primeros libros del chileno afincado en México no vendieron más de dos mil ejemplares. Sin embargo, hasta ahora “Los detectives salvajes” llegan a los 100 mil y, de acuerdo a Herralde, se transformará en un “long seller”.Éstos son algunos de los datos que se remarcan en el quinto aniversario de la muerte del autor de “Estrella Distante”, la historia de un poeta asesino y para muchos, su mejor obra, eclipsada por la fama de “Los detectives...”. El escritor ha sido motivo hoy lunes de varias reseñas en importantes diarios como “El Mundo” y “El País”, precedida por más artículos en los días previos al aniversario de su fallecimiento en periódicos mexicanos y argentinos.“Adn.es” lo recuerda como un antihéroe latinoamericano. “Ya se sabía que su estado de salud era muy delicado, que estaba primero en la lista de trasplantes y que batallaba a contrarreloj para terminar 2666, sin duda, su proyecto más ambicioso. Todos sus seguidores esperaban que cayera el bendito hígado pero Bolaño cayó primero”, dice el medio español, destacando su precaria existencia antes de la fama, su paso por un campo de prisioneros en Chile, su batalla contra vacas sagradas de la literatura como Octavio paz e Isabel Allende."El Mundo", en tanto, dice que fue un “Heredero de Jorge Luis Borges, fue un heraldo de humor negro, un tributario azul de la locura y voracidad de una sociedad atiborrada de traficantes, mirabilia y sincretismo, que como sus obras deambula al borde de sí misma, por desiertos mexicanos, callejuelas chilenas y esquinas prostibularias de España”.Jorge Edwards, por su parte, no duda en calificar que "Bolaño es la culminación de un movimiento de vanguardia, que tuvo sus antecedentes en Juan Emar y Vicente Huidobro" y que tenía "la idea de llevar la literatura lo más lejos posible".Vida y obras esencialesPara quienes quieran adentrarse en el mundo de Bolaño, DPA hice un breve resumen de su vida y obra. El escritor nació en Santiago de Chile el 28 de abril de 1953 y murió el 14 de julio de 2003 en Barcelona, España, tras agonizar diez días a causa de una falla hepática.Su infancia fue un tránsito permanente entre las ciudades de Los Ángeles, Valparaíso, Quilpué, Viña del Mar y Cauquenes. Luego vino su primera estancia en México, país que marcó su vida y obra.En 1973, volvió a Chile para apoyar al gobierno socialista de Salvador Allende. Llegó después del golpe militar, fue detenido y encarcelado. Años más tarde, tras ejercer todo tipo de oficios menores, fijó residencia en Barcelona.Sus obras principales son: "La literatura nazi en América" (1996), novela. "Estrella distante" (1996), novela corta. "Los detectives salvajes" (1998). "Nocturno de Chile" (2000), novela corta. "Tres" (2000), poesía. "Putas asesinas" (2001), cuentos. "El gaucho insufrible" (2003), relatos cortos. "2666" (2004), novela (obra póstuma). "La universidad desconocida" (2007), poesía (obra póstuma).El cine también saldará sus cuentas con el chileno. "Los detectives salvajes", considerada por el diario "New York Times" una de las diez mejores novelas editadas en 2007, será llevada a la pantalla el próximo año por el director mexicano Carlos Sama. El papel principal, del poeta Arturo Belano, sería intrepretado por Gael García Bernal.A su vez, la cineasta chilena Alicia Scherson llevará también al cine "El futuro", basada en el libro de Bolaño, "Una novelita lumpen".

Espectáculo Celestial

 
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